jueves, 27 de octubre de 2011

Se llamaba diferente

Pienso en tí.
Cada día con mayor intensidad. Como si el hacerlo pudiera materializarte y volver a verte, a tocarte, a sentir tu piel sobre la mía.
Juro que en ocasiones te he visto a pesar de que estás a cientos de kilómetros de distancia y estoy conciente de ello.
Pero es tanta la necesidad de tí que el universo me juega una broma muy pesada, como un triste Deja Vú.
Escribo en el viento para que mis letras se conviertan en hojas de otoño y puedan llegar hasta donde están, quizá y aún recuerdes nuestras caricias, tal vez vuelvas como siempre te he soñado: clara, iluminada, caminando de mi brazo.

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