martes, 8 de noviembre de 2011

Debajo de la cama mientras perseguía al gato “Cometa”, y entre zapatos viejos, polvo y papeles sucios Isabel llegó a “Amaranto”.
Para empezar no sabía que justo ahí se encontraba el poblado con casas que parecían tener techos hechos de crayones, puertas bicolores y nubes de acuarelas.
El campo de “Amaranto” era de alelí, sus ríos de agua de fresa y su sol no era amarillo sino de chocolate.
Isabel pensó en su abuela que no podía comer dulces y descartó la posibilidad de compartir su secreto con ella.
Entonces pensó: ¿quién de sus hermanos merecía el honor de perseguir ardillas de caramelo? La respuesta vino de inmediato, así que de un brinco tomó la punta de una nube para atar su pie derecho y comenzó el camino de regreso.
Cuando vio que sus once hermanos jugaban con un balón desinflado imaginando que giraban como planetas olvidó el lazo de nube y el camino de regreso a “Amaranto”.

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