Mi infancia
fue feliz en gran parte por la libertad y responsabilidad que me ofrecieron
dentro del Movimiento Scout en el Gupo IV.
Nos reuníamos
en los terrenos de la Bodeguita de Orsini, rumbo a la fábrica de la Pepsicola
en el Barrio de Guadalupe todos los sábados; los domingos íbamos a misa en el
templo de San Judas Tadeo en la colonia Martinica.
Ahí conocí
a excelentes personas como Francisco Robledo Noriega, alias Panchisco, y Víctor
Noel Maciel Quiros: ambos formamos una amistad que a pesar de algunas dificultades
propias de la edad mantenemos todavía.
De mi
estancia en los Scouts han pasado ya muchos años, basta decir que ingresé al
Movimiento cuando cursaba el sexto de Primaria y lo dejé al ingresar a la
Preparatoria porque me fue imposible combinar ambas cosas.
Ahora leo
con tristeza la noticia donde indican que los Boys Scouts de Estados Unidos
emiten un rotundo no a que existan en sus filas personas homosexuales.
Dónde quedó
los ideales de hermandad de Badel Powell fundador del Movimiento, dónde está
esa hermandad que trascendía fronteras, dónde hay el espíritu de igualdad que
nos inculcaron en cada junta, en cada Corte de Honor.
Una vez
Scout siempre Scout dijo María Lugo que todavía pertenece al movimiento y que
yo conocí por mis andanzas en el grupo VI; por eso duele la decisión que es
discriminatoria por cuallquier ángulo que se vea:
Aún así, yo
soy scout de corazón.
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